Hace un par de meses, como ya es habitual, tuvo lugar un nuevo episodio de la campaña ambientalista clásica de la ría pontevedresa [1], [2], [3]. Hasta aquí, al margen de la usual parafernalia y de tocar la moral a varios miles de usuarios de vías públicas por cosa del corte de tráfico, algo que seguramente aumentará el número de seguidores de tal tipo de acciones, vamos bien.
Pero, una vez más y por desgracia, la “marcha contra las celulosas” ha rendido un número interesante de argumentos que se añaden al “haber” de sus promotores en cuanto a analfabetismo medioambiental.
Y esto tras ejemplos previos claros, como manifiesta ignorancia sobre los mismos cultivos que critican pero también usan [4], como usted y como yo, o como proponer el aumento de emisiones de CO2 para mitigar impactos ambientales [5]; suma y sigue para la concesión de una medalla al mérito del Club de la Comedia.
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