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domingo, 24 de octubre de 2010

¿GALICIA O DISNEYLAND?

EL MANIFIESTO Dez razóns para pechar as térmicas de carbón finaliza con una frase que merece pasar a la antología de la frivolidad. Es ésta: "Os intereses de dúas multinacionais enerxéticas ou uns centros de empregos non deberían ser un impedimento para pechar as industrias galegas mais insustentables". Por supuesto que nada se dice en el documento sobre cuáles entrarían en el catálogo de las sustentables.


¿Ence, Alúmina, Reganosa, la refinería coruñesa, Citroën, la pizarra? Ninguna de las citadas cumpliría los exquisitos requisitos que demanda la impresionante relación de entidades cívicas que suscribe la declaración. Todas tendrían que ser cerradas, aunque para ello hubiese que contrariar a unas cuantas multinacionales o dejar en la calle a unos cuantos miles de trabajadores. Al que algo quiere, algo le cuesta.

Cualquiera que lea el manifiesto fuera de nuestras fronteras pensará que Galicia es la Renania española, una región saturada de industrias, donde las multinacionales hacen cola para entrar y el paisaje está dominado por chimeneas humeantes. La gente que no nos conoce creerá que la cuenca del Miño es como la del Rhur, y que por eso florece un poderoso movimiento verde dispuesto a detener un desarrollo industrial descabellado.

Todos sabemos que no es así. Por desgracia, insistamos, por desgracia, Galicia no forma parte de la Europa industrializada sino de otra Europa de industrialización incipiente. El problema gallego no tiene nada que ver con el que padecen algunas regiones superdesarrolladas de la llamada banana europea. Aquí la industria es un bien precioso que se sostiene precariamente, una especie en peligro de extinción a la que hay que proteger por más que esa protección tenga inconvenientes.

¿Cómo se puede ser tan frívolo? ¿Cómo se puede lanzar un manifiesto que, en realidad, presta una coartada medioambiental a una decisión arbitraria del Gobierno central? Hay una respuesta en la relación de adhesiones que acompañan a la proclama, y donde por cierto figura alguien tan buen conocedor de nuestro atraso económico como Xosé Manuel Beiras. En ella proliferan los profesores, escritores y artistas de todo tipo y no hay un solo trabajador industrial.

¿Será que la única industria sustentable para estos señores es la enseñanza y la creación? ¿Será que quieren hacernos retroceder a una época preindustrial, donde una aristocracia intelectual vivía a expensas de una economía agraria basada en el servilismo? No parece que los trabajadores de As Pontes, de Meirama, de Alúmina o de Ence estén dispuestos a retroceder tanto.

Es Galicia la que tiene que ser sostenible, y la sostenibilidad de Galicia no es posible sin un presente y un futuro industrial, aunque por ello haya que pagar algún coste ecológico, como el que pagó la Europa que admiramos. Lo otro es una ficticia Disneylandia.

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viernes, 15 de octubre de 2010

¿ Donde están los "ecologistas" de la APDR exigiéndole al concello de Pontevedra el empleo de madera gallega certificada por el FSC y velando por el consumo sostenible y responsable?


Desde hace algunas semanas, los destructores del empleo en la comarca y del medio ambiente urbano del concello de Pontevedra (sirvan como ejemplo los carballos del campillo, las catalpas de la verdura, el naranjo de la calle naranjo, los árboles de la plaza de la castaña, etc) , que no son otros que el actual regidor municipal y sus electos y "no electos" ediles,  se han metido a remodelar  la avenida de Marín, en un intento desesperado de rapiñar algún que otro voto de ciudadanos despistados con objeto de permanecer en la poltrona, al módico precio de casi ¡¡¡ 3 milloncetes de euros !!!

Para ello y con el espíritu medioambiental que caracteriza su "modelo de cidade", no se les ha ocurrido otra cosa que tapizar con cientos de metros de una especie de madera de origen africano, concretamente de bilinga, el futuro paseo peatonal sin exigir al proveedor que esta madera fuese certificada por el FSC y por tanto sin saber su origen concreto o si procede o nó de talas ilegales, es decir, sin poder aseverar que procede de unos bosques gestionados de manera sostenible y los ecológicos estómagos agradecidos y subvencionados de la APDR ni mú, a callar como siempre hacen cuando el "antiecolóxico" desgobierno municipal realiza cualquier tropelía medioambiental, como la depuradora (por llamarle algo) de os praceres, bomba de coliformes al banco marisquero de Lourizán desde el famoso "Puro Lérez", pasando por el puente de las corrientes sin estudio ambiental previo, a la barbaridad de la rotonda de la variante de Marín, que hipotecará el futuro de la ensenada de Lourizán aún sin la pastera de ENCE, por citar algunas de las aberraciones ecológicas municipales más recientes.

Los pensamientos de estos ecologistas de opereta, purito y papel tisú, deben ser más o menos así:

"Que lle dean polo cú a xestión sostíbel e ó consumo responsábel, non vaia a ser que non nos dean a subvención, que mais dá que a madeira seña xusta ou non, se nos vai a quedar un paseiño que nin diola e mais un carril bici pra ir a marcha anti-ence do ano que ven"













 

Arriba está la madera que deberíamos ver y que la APDR debería exigir, si realmente fuesen ecologistas y a la izquierda la que vemos y que están colocando a destajo, para ver si acaban de instalarla en la ilegalidad más absoluta, antes de que costas les tire de las orejas por invadir el espacio marítimo terrestre de su dominio.

Lo que no entendemos es que estos falsos nacionalistas y falsos ecologistas a los que se les llena la boca al hablar del monte gallego y de su futuro, no hayan sido los primeros en exigir el empleo de madera gallega, que "o monte está cheo dela" y además certificada FSC "¿ou e que non a hai?".

Y lo mas curioso del asunto es que el alcalde Lores, todavía se atreve a decir que se reducirá la contaminación del tráfico en la zona, gracias a la eliminación de un carril de circulación y la inclusión de un carril bici, cuando cualquiera que se pase por allí, verá el tremendo embudo de vehículos en marcha al ralentí  que se forma a cualquier hora, en especial a horas punta, en la salida y entrada de Pontevedra hacia Marín y viceversa, quemando combustible sin cesar, parece olvidar con facilidad aquel estudio realizado por el propio concello que concluía que el tráfico rodado en Pontevedra generaba mayor contaminación atmosférica que la fábrica de ENCE.